Yoga Practice
Canalizar es la capacidad de recibir y transmitir información proveniente de planos superiores de conciencia: guías espirituales, maestros ascendidos, arcángeles, consciencias de alta vibración y también la voz del alma de las personas.
Es abrir un canal claro y protegido para que esas presencias amorosas puedan ofrecer guía, sabiduría y sanación a través de palabras, sensaciones, imágenes o energía.
Canalizar no es predecir el futuro ni imponer una visión. Es entregarse con humildad a ser puente entre lo visible y lo invisible, al servicio de quien necesita orientación para recordar su verdad.
¿Y qué es ser médium?
Ser médium es tener la capacidad natural de percibir presencias y energías que habitan en planos no físicos. Es escuchar lo que no se dice con la voz, ver lo que no está a simple vista, sentir lo que vibra más allá del cuerpo.
En mi caso, estas capacidades se manifiestan a través de:
Clarividencia: Ver imágenes, símbolos o escenas entregadas por los guías.
Clarisensibilidad: Sentir de forma intuitiva las emociones, estados o energías de los demás.
Clariescucha: Escuchar palabras o mensajes internos que provienen de presencias elevadas.
Estas facultades, lejos de ser un fin, son herramientas sagradas al servicio de la sanación, la claridad y el despertar espiritual.
Hoy, a través de las terapias canalizadas, me pongo al servicio como canal para que cada persona reciba lo que su alma necesita en este momento: una guía clara, una respuesta amorosa, una revelación que ilumine su proceso.
Lo que ocurre en estas sesiones no lo construyo yo sola. Es un acto de co-creación con seres de luz que ven el plan del alma con compasión y propósito.
Y cada mensaje, cada palabra y cada imagen que se manifiesta está destinada a ayudarte a recordar quién eres… y a regresar a casa: a tu verdad esencial.
¿Por qué acudir a una terapia canalizada?
Porque a veces, la mente ya no alcanza, los métodos conocidos ya no bastan, y el alma empieza a hablar más fuerte.
Y es ahí donde estas sesiones se convierten en faros. No para depender de algo externo, sino para reconectar con tu sabiduría interna, tu guía espiritual y tu misión en esta vida.
Hoy acompaño con amor y con respeto profundo cada alma que llega.
Cada sesión es única, y lo que se manifiesta no lo controlo, pero lo sostengo con devoción.
Porque he visto lo que ocurre cuando el alma escucha su verdad desde el plano más alto. Y sé —por experiencia propia— que nunca más vuelves a ser la misma.

Mi nombre es Angélica, y hace cinco años viví lo que muchos llaman “la noche oscura del alma”: un momento de crisis profunda, vacío existencial, dolor emocional y desconexión. Lo que parecía un quiebre fue, en realidad, una puerta. Una puerta hacia mí misma, hacia mi alma… y hacia algo mucho más grande.
En ese proceso de transformación descubrí que lo que había sentido desde niña —la capacidad de ver, escuchar y percibir lo invisible— no era fantasía ni confusión. Era un don. Uno que había estado esperando ser reconocido y abrazado.

Cómo me cambió la vida este don
Aceptar este llamado cambió completamente mi forma de vivir, mirar y acompañar.
Comprendí que nunca estuve sola. Que siempre fui guiada. Y que así como yo pude encontrar el camino de regreso a mí, también puedo acompañar a otros a encontrar el suyo.
Hoy, a través de las terapias canalizadas, me pongo al servicio como canal para que cada persona reciba lo que su alma necesita en este momento: una guía clara, una respuesta amorosa, una revelación que ilumine su proceso.
Lo que ocurre en estas sesiones no lo construyo yo sola. Es un acto de co-creación con seres de luz que ven el plan del alma con compasión y propósito.
Y cada mensaje, cada palabra y cada imagen que se manifiesta está destinada a ayudarte a recordar quién eres… y a regresar a casa: a tu verdad esencial.

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